dissabte, 27 de juny del 2009

Calles de Madrid


Calles de Madrid. Gusto de Verano. Mar de lienzos azulados. Zapatos bonitos para la mañana. Cañas. Cañas con limón des de los tejados.
Llegada radiante calle arriba descubriéndome sola como por primera vez. Libre, buscar los rincones que me rodean. Encontrar las plazas, las calles, los suelos pisados por aquellos que me hablaron desde la nostalgia de su pasado. Reencontrar carreras de leones. Rodear al huérfano dios que pareció perder su poder en tierra seca. Respirar árboles hasta descubrir cómo un jardín puede perderse hacia el cielo. Fundirse con lo surrealista de un grito de bronce dispuesto a luchar en grises, todo observado por una muchacha que, desde su ventana abierta al mar, descubre caprichos, disparates y desastres. Silencio. Soledad. Sol de tarde. Sol que quema como marcando la piel. O el corazón. Palabras entre libros del pasado. Palabras de sal de mar y de canela. Encuentros en la Plaza de Santa Ana. Frías cañas con limón contra el fuego. Trocitos de Lavapiés con puertas sin canciones y mercados sin ventas. Subir de manera más cómoda saludando antes a responsables caballos. Colegios ilustres de grandes alumnos. Siete vidas para llegar a la Plaza Mayor. Cero. Inicio. Punto de partida de pies, de viajes, de canciones y sueños. Aunque de forma estricta vivimos engañados por ser otro el verdadero centro. Ópera. Reyes que sueñan con ver el mar a través de los ventanales. Pero tienen, en su lugar, una bonita imagen de la Sierra. Pradera de San Isidro, nos dice el aragonés. Un par de cañas más. Sueño.
Sonrisas de mañana con luz. Hoy con mucha luz y mucho color. El centro, el objetivo baila sobre el mar soñado. Experiencias estéticas llevadas al límite. Pararse en cada detalle. Sentimientos hechos arte. Pinceladas gravadas en la piel, en la retina. Pasearse entre los nombres más grandes. Pasearse entre siglos con la libertad de la soledad. Disfrutar de esos pequeños instantes. Sorpresas teatrales. Improvisar la gran noche de San Juan. Noche de luz sin fuegos ni hogueras. Madrugada de San Juan. Pausa.
Últimas horas con sonrisas radiantes pasando de cero por la estación fantasma entre música perfecta. Andar lo desconocido para descubrir el gran rincón esperado: jardines, bronces, cerámica, agua y mucha luz. Llegar a la intimidad secreta del pasado mientras las paredes cuentan aquello más esperado. Los rincones más afortunados. Encuentros desconocidos. Encuentros que empiezan a volvernos a la realidad. Pero antes de marcharnos… un poco de salitre para volver a soñar... con las Calles de Madrid.

2 comentaris:

Javi ha dit...

Nit de Sant Joan. Records desde la platja. Trucades perdudes. Trucades desde apropdelmar. Missatges enviats i rebuts. El soroll no deixa escoltar la calma, però es igual, és Sant Joan, nit màgica, nit de complir els somnis, nit de demanar impossibles, nit de viatjar i morir viatjant...

Bentornada de nou

DooMMasteR ha dit...

Madrid enamora. Només he estat dos dies, però mica que és bonica, la cabrona.